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sábado, 6 de octubre de 2012

El hombre desde los ojos de su madre: para Mónica Radonski “no hay nada que duela más que un hijo” (Video)

“Te quiero mucho hijo”, fueron las palabras de una madre a aquel que hace años era tan solo un niño, todo al finalizar el cierre de campaña en la ciudad de Caracas. Era domingo y la señora Mónica corría a abrazarlo con muchos nervios para calmar a un Henrique Capriles emocionado por lo que veían sus ojos.

Noticias24

Una mujer de mediana estatura, ojos claros, el cabello corto, “flaquita” y la mirada reflejando entre firmeza y dulzura, así entraba la señora Monica Radonski a la entrevista. Saludó, se sentó e inmediatamente, como toda madre, dijo la frase que todos alguna vez hemos escuchado: “Lo entenderás cuando tengas hijos”.

Como vocación la gente y como profesión la gente, ese es el principio y fin de la señora Mónica. En esto, dijo, se parece mucho a Henrique, para ella su hijo pero para el mundo, el hombre que aspira a la presidencia de la nación, uno de los 3 que crió y formó con “valores y esfuerzo”.

Los recuerdos

Desde pequeño, madre e hijo se unieron con un vínculo especial. La primera palabra de Henrique fue “mamá”, o al menos eso afirmó riendo y recordando aquellos momentos de una niñez que hoy se añoran y que nunca pudieron prever la agenda que hoy tiene bajo el brazo.

Desde muy pequeño, un Capriles lleno de energía y ganas daba indicios de que el camino estaba trazado, aunque con algunos traspiés: “Henrique cuando tenía como 12 años me dijo que se quería inscribir en un partido político”, comentó entre risas, pues como muchos niños, las grandes ideas casi nunca se concretan. “Esto nunca pasó”, aseguró, aunque no pasaría mucho tiempo para que el sueño se hiciera realidad.

Y desde ese momento en adelante, la señora Mónica vivió junto a Henrique los momentos que lo llevarían hasta donde está. Y sí, sabemos que toda madre habla bien de sus hijos pero durante la conversación, en muchas ocasiones, sus ojos se concentraban en el aire como una muestra de reflexión, para después mirar fijamente y dar la respuesta.

En cada uno de los pasos de su vida, bachillerato, universidad, Congreso, alcaldías y Gobernación, madre e hijo han estado unidos, pero para ella no solo implica tener que estar allá donde la necesitan, esperando que no la necesiten dos hijos a la vez, sino un gran sacrificio familiar. Y es que la angustia propia de cada madre se triplica cuando el hijo se lanza a una carrera arriesgada como esta.

“Es un sentimiento agridulce”

En una oportunidad, una mujer le preguntaba a la señora Mónica si estaba orgullosa y ella respondió que “es un sentimiento agridulce”. Henrique Capriles la escuchó y le pidió que explicara esa frase aunque ella solo le dijo “lo entenderás cuando tengas tus hijos”.

“Agridulce significa que tú ves a tu hijo hablar y como es recibido en todas partes y sientes un orgullo que no te cabe (…) pero el momento de país que tenemos, lo que estamos viviendo produce angustia (…) ese es el agridulce, que de repente en otro momento sería todo más dulce”. Eso es lo que significa esa frase. Algo que se puso de manifiesto el domingo cuando madre e hijo pudieron ver lo mismo y compartir lo que sintieron. “Henrique me dijo ‘mamá, Caracas es Caracas, pero no sabes como ha sido el interior’ (…) Yo vi amor, felicidad y esperanza”. Un sentimiento único que solo puede describirlo aquel que ha estado frente a miles y miles de personas que aclaman su nombre de una forma honesta.

El momento más difícil

Pero los momentos de luz no siempre fueron abundantes, pues en la vida de todos hay marcas y cicatrices que quedan en lo más profundo del alma, y ella no es la excepción. Recordó, como el momento más difícil aquel en el que dentro de una celda oscura lo único que brillaba era su hijo. Ahí estaba, esposado “injustamente” según comentó. “Yo te voy a decir que no hay nada que duela mas que un hijo”, y aunque quien esté leyendo este relato no los tenga, se puede hacer una idea.

Una mujer que perdió a su padre, hombre con el que era unida y que le enseñó la importancia del “buen nombre” y de los valores; del buen nombre en el mejor sentido de la frase, como garantía de que una vez partamos de esta tierra el nombre suene con orgullo.

Y las luchas de su vida no son nada frente a esa imagen: su hijo, al que dijo “nunca tuve que buscarlo de ningún lado por haberse metido en problemas”, estaba encerrado a veces con guardias “más humanos y a veces menos humanos”. Se portó bien, al menos eso cree. Nunca lloró, menos en una ocasión cuando un grupo de niños especiales lo visitaron “porque el tiene una relación bella con ellos”.

Pero como buena madre, y lo recalcamos porque ese es uno de los roles que tiene desde que nacieron sus hijos, de lo malo siempre saca algo bueno: tal vez es un don que llega con el tiempo. “Lo más bello de esto, lo único bello fue la paz con la que él salió de ahí, fue ejemplar. No hubo ningún tipo de odio ni de resentimiento, fue emotiva e impresionante”.

“Lo de Henrique es más que vocación, cuando él salió de la cárcel fue cuando yo terminé de aceptar que eso iba por encima de la vocación y yo a la orden para lo que yo pudiera ayudar”. Henrique Capriles, desde otra óptica

Un gran amigo, con mucho don de gente y con buen carácter, así describió una madre que no puede con el orgullo de tener a ese joven como hijo. “Henrique es un buen amigo, es echador de broma (…) es sentimental y en general tiene buen humor, buen carácter” y muy religioso. Esta última faceta, última de muchas que tiene, viene de la cárcel, de un momento en el que una señora le pidió a su madre que la dejara sola con el actual candidato para regalarle una imagen de la Virgen del Valle. A partir de ese momento, Henrique más nunca se separó de esa imagen, de ese momento, de esa devoción.

Relató que sigue siendo el mismo Henrique de siempre, uno que “echa broma” cuando las circunstancias lo permiten y que siempre escucha incluso cuando “parece que él no te está escuchando, siempre te oye”. Un joven que además después de las maratónicas giras llega “fresquito” porque “su pan es eso, la energía, la gente”.

“A mí siempre me preguntan cómo es con las novias, pero eso deben preguntárselo a las novias” dijo entre risas pues ahora ella es la suegra que muchas quisieran tener. Y es que su determinación es tal, que ella nunca perderá a un hijo por una mujer lo que hace que todas sus nueras “sean como hijas” y parte de la familia. Recordó con mucho cariño a Erika de la Vega con quien se siente unida por los momentos difíciles que tuvieron que pasar y explica que “la que venga” no solo “tiene que amar lo que Henrique hace, que no significa acompañarlo”, sino que además lo tiene que amar mucho a él.

Nunca le ha pedido que se aleje del camino que “Dios le tiene fijado” y nunca lo hará porque no quiere meterse en sus decisiones pues confía en él plenamente, pero siempre le pide que se cuide y como no, le aconseja que nunca pierda el camino que ella le enseñó con esfuerzo y dedicación, pues Henrique Capriles no es solo el candidato que pretende derrotar 14 años de Gobierno sino, también, su hijo, un hombre en el que ella confía plenamente y que asegura no va a cambiar a pesar de tener poder y falsas luces, de esas que existen cuando la gloria te llena de “nuevos amigos” y que muchas veces hacen que la persona se desvíe de sus objetivos. Madre es una sola y la suya afirma que él no cambiará, pero para lo que ocurra, siempre estará ahí, a su lado, sin importar los resultados electorales o la vida que tenga que venir.

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