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jueves, 21 de junio de 2012

María Bolívar, la panadera del Zulia que aspira a ser presidenta

Yesibeth Rincón Diario Panorama

Hablar con María Josefina Bolívar es más difícil que conversar con el candidato presidencial de la Mesa de la Unidad Democrática, Henrique Capriles Radonski, y hasta con el mismo presidente Hugo Chávez.

Desde que la rectora del Consejo Nacional Electoral, Socorro Hernández, anunció que la tercera candidata admitida, además de Capriles y el presidente Hugo Chávez, para la elección del 7 de octubre era la zuliana María Bolívar, los venezolanos se preguntaron: “¿Quién es esta mujer?”. “¡A lo mejor están preocupados Chávez y Capriles porque María Bolívar les va a quitar los votos!”, decían algunos maracuchos en tono de burla y también de intriga.

Conseguir su número y, peor aún, que contestara, costó “un mundo”. Al menos cinco mensajes de texto, otro tanto de voz y por lo menos 20 llamadas perdidas de PANORAMA debió registrar en su teléfono desde el martes. “Ella está en reunión y no te puede atender. Le daré tu número al equipo que se va a encargar de los medios para que te llamen”, me decía Darwin Araujo, vicepresidente del Partido Democrático Unido por la Paz y la Libertad (Pdupl), organización política recién registrada ante el CNE y cuya presidenta es la aspirante presidencial, la única mujer inscrita.

“Esa debe ser la Lila Morillo de la política”, manifestó un dirigente político al que le pregunté si la conocía.

Finalmente contestó. María Bolívar dice tener 37 años, ser abogada egresada en el 2002 de la Universidad del Zulia, haber estudiado primaria en las aulas de Fe y Alegría y en el colegio La Epifanía, en Maracaibo. Nació en Maturín, vivió en Caracas y luego sus padres se vinieron al Zulia, contó, en exclusiva, vía telefónica a PANORAMA.

Desde hace 13 años se dedica al negocio panadero junto con su esposo, el portugués Mario Vieira, con quien tuvo dos hijos, un varón de 12 y una hembra de seis. Los dos tienen una panadería llamada “Mayami” en La Curva de Molina, en la parroquia Venancio Pulgar, al oeste de Maracaibo, una de las zonas más deprimidas de la ciudad. “Yo soy de La Curva —dice orgullosa— pero ahorita vivimos en Cecilio Acosta”, contó.

La humilde panadería, que ya tiene 13 años en manos de los Vieira Bolívar, es atendida por unos cuatro o cinco trabajadores que prefirieron no dar mayores datos sobre la candidata. “Ella tiene en el piso de arriba su oficina”, soltó uno de los muchachos que atiende a los clientes. En la cima de la fachada del negocio María colocó un aviso rectangular de unos seis metros de largo con su nombre, su foto y el símbolo del partido.

Para inscribir la candidatura y registrar su tolda Pdupl, el CNE exigió 950 mil firmas de ciudadanos registrados en el RE.

“Desde 2008 estoy recogiendo firmas, me aprobaban un estado y seguía recogiendo para que me aprobaran otro estado. Gracias a Dios las terminé y la meta que quería era llegar a la candidatura presidencial”. Comenzó por el Zulia para poder registrar la organización a nivel regional, luego estuvo en Trujillo, Portuguesa, Vargas, Monagas y Amazonas buscando las rúbricas.

Dice que quiere ser presidenta porque quiere ayudar a su país, “sobre todo a la gente humilde, tener poder pero para ayudar a la gente. Eso es lo que yo quiero, ayudar a los pobres e indefensos y mi país es rico pero indefenso. Y aquí falta de todo, alimentos, seguridad, de todo”.

“Desde que empecé con la política quiero lograr unión y paz en un país como Venezuela”, agregó. Los vendedores ubicados en la acera, frente a la panadería, dicen haberla visto pocas veces.

“Ella no es muy cariñosa, al contrario, ni siquiera saluda. Su esposo sí lo hace. Tiene como cinco meses que no viene por aquí. La gente que pasa y ve la foto de ahí arriba se echa a reír, ¡imaginate!, ¡compitiendo con Capriles y con Chávez!”, expresó un joven buhonero.

Otro vendedor sí confesó conocerla y hasta su firma le regaló para que inscribiera el partido.

Bolívar no es para nada mediática, otra diferencia con sus contendores. Se excusó diciendo que no contestaba el teléfono porque —confesó— está sola, con un pequeño grupo de personas.

“Te estoy diciendo que yo sola he trabajado en esto, ahora que gracias a Dios se me dio he tenido que viajar, hablar con la gente que firmó, explicarles que ya me aprobaron el partido a nivel nacional, para ver sí la gente me va a apoyar esta vez. Por eso es que te ha costado localizarme”, me dijo.

De vez en cuando deja ver su espíritu revolucionario: “Te voy a ser muy sincera, porque la sinceridad es lo más bonito que hay. Hace muchos años cuando el presidente Hugo Chávez se fue a lanzar (1998) lo apoyé muchísimo, busqué mucha gente para apoyarlo”.

“¿Por qué esta vez no lo apoyó?”, pregunté. “No quiere decir que no lo haya apoyado, el rollo es que tú tienes que trabajar por tu trabajo, por tus ideales, eso no quiere decir que estás en contra, ni a favor. Yo trabajo por mi partido y lo que quiero ser”, respondió.

Al preguntarle sobre el Presidente dice respetarlo. “Mucho respeto para mi..., para nuestro Presidente, muchísimo respeto, te estoy hablando de mí, de lo que yo veo en la pobreza. ¡Al Presidente lo respeto!”, exclamó.

Al interrogarla sobre su candidatura y por qué se inscribió para una elección polarizada en dos opciones dijo que si no tiene éxito “seguiré luchando mientras Dios me dé vida, porque soy una mujer muy humilde y seguiré luchando para ayudar a la gente necesitada”.

A Chávez y a Capriles confiesa no considerarlos sus adversarios ni tampoco conocerlos. “En persona no conozco a ninguno de los dos, solo por televisión”.

Por ahora se la pasa en reuniones, aclaró que no se quedará de brazos cruzados y que hará pronto una concentración en La Curva de Molina, su plaza. Afirma que, para no quedarse atrás, los volantes con la información sobre su propuesta ya están siendo impresos.

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