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miércoles, 21 de diciembre de 2011

Así es un día de campaña con María Corina Machado

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José Gregorio Martínez
laverdad.com

María Corina Machado: "Para enfrentar un problema hay que tener diagnósticos serios". Dos o tres tazas de café son suficientes para que María Corina Machado tome fuerzas para llegar en moto al Cementerio y emprender un recorrido a pie por todo el bulevar

Ya no hay territorio vedado para la oposición, ni siquiera para la mujer que el presidente Hugo Chávez ha promocionado como la más fiel expresión de la ultraderecha y la oligarquía. Estos son los dos adjetivos mejor explotados por el Gobierno para satanizar a su oponente.

De aquella foto de la ahora precandidata con George W. Bush, expresidente norteamericano -mayor archienemigo creado por la revolución- no muchos se acuerdan o a pocos les importa. Cuando la gente la ve simplemente dice: "Ahí viene María".

Para María Corina Machado "no hay dos días iguales". Las cosas más recurrentes en su vida desde que asumió la precandidatura a la Presidencia son: madrugar, tomar café y andar en moto. Así empieza su osado pero bien recibido recorrido por el bulevar de El Cementerio, una de las zonas más peligrosas de la capital, donde históricamente el chavismo ha dominado al electorado y hasta hace escasos años era impensable que alguien se atreviera a entrar con una propuesta distinta.

El trayecto en Vans desde el comando de campaña junto a su equipo fue propicio para indagar un poco sobre su vida personal. María Corina Machado es la mayor de tres hermanas. Tiene tres hijos: Ana Corina, de 20 años; Ricardo, de 18 y Henrique, de 17, quienes le expresan diariamente que sienten miedo y preocupación por la responsabilidad que asume, pero no dejan de ser sus principales aliados.

"Estoy divorciada desde hace 10 años, como cuatro de cada 10 mujeres en este país".

Para María Corina, es un tema sensible lo que le dicen los hijos. "Lo hago por ellos y todos los hijos nuestros. Todos los días sienten miedo, preocupación, impotencia de la injusticia y la agresión moral". Actúa coherentemente con lo que les enseña.

Su fijación con las estadísticas obedece a su formación y experiencia. "Yo estudié Ingeniería, Finanzas y Políticas Públicas. Para enfrentar un problema creo que hay que tener diagnósticos serios, no es posible enfrentarlos con generalidades".

Y si de precisiones en su vida se trata, confiesa que sus desayunos constan únicamente de dos o tres tazas de café y hace una sola comida: el almuerzo.


Debilidades personales
La suerte la acompaña, pues hasta el momento no sufre de gastritis pero reconoce que bien merecidos se tiene los regaños que recibe de los nutricionistas.

Entre sus debilidades gastronómicas están la ensalada con pollo, y acota: "en grandes cantidades; y el chicharrón".

Su vestuario está bastante simplificado: Un jean y una camisa blanca para actividades de calle y pantalón y chaleco blanco para eventos formales. Asegura que Venezuela necesita luz y transparencia y por eso el predominio del color blanco.

María Corina Machado confiesa que les ha quitado todas las camisas blancas a sus hermanas.

Para relajarse suele escuchar a Huáscar Barradas, el flautista venezolano, aunque no es mucho el tiempo que le queda desde que inició la campaña y ha tenido que conformarse con el jingle Ahí viene María, que la acompaña en sus recorridos.

La canción suena desde un camión y en dos altavoces portátiles que se amarra a la cintura un joven del equipo de campaña que la acompaña.

Llegando al punto de inicio de la primera fase del recorrido, María Corina Machado aprovecha para acotar que le encanta manejar y es muy buena al volante. "Soy la evidencia de que esa infamia de que las mujeres no sabemos manejar es falsa".

Acto seguido, se monta en una moto, en la que sí debe dejar al motorizado el control para ella dedicarse a lo suyo: saludar a su paso y cautivar con su mejor sonrisa.


María para todos

Bastante cómoda y ducha en el arte de andar sobre dos ruedas se podía ver a la precandidata independiente desde una de las tantas motos que la acompañaban y trasladaban a su equipo hasta el próximo punto.

El eslogan Ahí viene María ha surtido efecto, fue la primera impresión. Más de uno sintió la confianza de llamarla solo por su primer nombre.

El transitado bulevar de El Cementerio, atiborrado en víspera de Navidad por compradores de todos los rincones del país, recibió de manera muy cordial a la dirigente opositora.

Fueron muchos los que dejaron sus bolsas en el piso para abrazarla, besarla y tomarse fotos con ella.

Algunos expresaban una emoción comparable con estar frente a una celebridad, pero afortunadamente todos sabían de quién se trataba y a ningún despistado se le ocurrió pedirle que cantara o bailara, pues confiesa que no es en lo que mejor se destaca.

María Corina no desaprovechó en ningún momento su condición de mujer. Los hombres parecían seducidos por la tentación de tener una mujer como ella en la Presidencia, mientras que las mujeres fueron literalmente desarmadas con sus mensajes personalizados de madre a madre.

Las más jóvenes expresaban admiración y curiosidad por sus propuestas. "Vamos a probar el capitalismo popular", le dijo una vendedora ambulante de correas.


Lo que dijo María

"Ustedes cuentan conmigo", "Vamos a poner orden", "Cuento contigo" fueron algunas de las frases más recurrentes con las que María Corina Machado saludó a sus seguidores y detractores.

No faltó uno que otro oficialista que en el camino gritaba: "Viva Chávez", pero fueron desafíos verbales aislados y un poco tímidos. La parlamentaria supo ganarse el respeto de todos y ni los chavistas se atrevieron a dejarla con los brazos extendidos.

Una pareja joven tuvo incluso una conversación algo extensa, para los apresurados que suelen ser los recorridos de campaña electoral. Le expresaron de una manera "bastante sincera" simpatía por su opción.

Al mismo tiempo reconocieron estar preocupados por el futuro de las misiones en su eventual Gobierno, ya que el muchacho estaba vivo gracias a una operación que le fue practicada en Cuba. Algunas lágrimas se les escaparon antes de continuar su camino un tanto convencidos de lo que acaban de escuchar como respuesta.

Su condición de diputada también fue aprovechada por muchos transeúntes que le llevaron denuncias sobre algunas irregularidades en sus comunidades. Sin duda, María Corina Machado, quien no cuenta con la maquinaria de ningún partido político, sabe armar un equipo modesto pero eficiente en la organización.


La cuidan los motorizados

María Corina Machado asegura que no tiene escoltas, que su seguridad viene de la propia gente de las comunidades. En efecto, una docena de motorizados, además de cumplir la función de trasladarla a ella y su equipo, la escoltan durante todo el recorrido, aunque, a simple vista, parecieran no estar armados.


Presidenta y primera dama

Con María Corina Machado en la Presidencia muchas cosas cambiarían. Prácticamente le tocaría ejercer también la función de primera dama, o lo que es lo mismo, de padre y madre, como lo hace desde los últimos 10 años. En la Fundación del Niño pondría a la persona mejor preparada. Considera ilógico que en este cargo haya estado siempre la esposa del Presidente solo por ser su pareja, pues asegura que esto no significa que sea la persona más capacitada. Le parece aún prematuro sugerir nombres para este cargo; sin embargo, para la Vicepresidencia considera que pudiera ser ocupada por alguno de los cinco precandidatos en la contienda.

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