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viernes, 24 de febrero de 2012

Dieterich lanza al almirante Maniglia como sucesor de Chávez

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Quien otrora fuera admirado mentor del movimiento bolivariano, Heinz Dieterich, el profesor mexicano alemán que tantas veces apareció al lado del Comandante Chávez, tiene ya varios años separado del “proceso rojo rojito” por haber sido un contumaz crítico del actuar del gobierno venezolano en sus erráticas políticas públicas y en la implantación de un socialismo de verdad en Venezuela.

Pendiente de la situación venezolana, Dieterich es lectura obligada a través de sus escritos en www.kaosenlared.net. Hoy publica su análisis sobre lo que significa la reaparición del cáncer en Chávez y lo que acarrearía la desaparición del caudillo.

Me permito darle las gracias por la mención que hace de mi reciente trabajo en el que puse al descubierto el nuevo cáncer presidencial tal como di la misma primicia en Junio de 2011 con su operación en Cuba.

Antes de colocar su artículo transcribo las líneas a las que refiero: La recidiva tumoral del Presidente, sea por invasión o metástasis, reveló de nuevo la grosera disfuncionalidad del aparato mediático creado por Chávez. Al igual que en el caso del tumor primario (2011), la información procedente de Miami y del periodista opositor venezolano Nelson Bocaranda mostró ser más actual y verídica que la de los funcionarios de Miraflores.



Aquí su artículo de hoy:

La reaparición del cáncer en Hugo Chávez

Esto plantea dos interrogantes fundamentales para América Latina. 1. ¿Quién se queda con el poder del Proyecto chavista en Venezuela? 2. ¿Quién llenará el vacío estratégico en el pensamiento y praxis política de América Latina que dejará la probable incapacitación de Chávez?

La reaparición del cáncer en Hugo Chávez (recidiva tumoral) —más allá de la tragedia humana que significa toda enfermedad de este tipo— plantea dos interrogantes fundamentales para América Latina. 1. ¿Quién se queda con el poder del Proyecto chavista en Venezuela? 2¿Quién llenará el vacío estratégico en el pensamiento y praxis política de América Latina que dejará la probable incapacitación de Chávez?



1. Desastre informativo “bolivariano”

La recidiva tumoral del Presidente, sea por invasión o metástasis, reveló de nuevo la grosera disfuncionalidad del aparato mediático creado por Chávez. Al igual que en el caso del tumor primario (2011), la información procedente de Miami y del periodista opositor venezolano Nelson Bocaranda mostró ser más actual y verídica que la de los funcionarios de Miraflores.

Después de la publicación de la nota por Bocaranda y un twuitero anónimo, el viernes pasado (17.5.), los burócratas “rojo rojitos” desaparecen de la escena. El Ministro de Información (sic), Andrés Izarra, que diariamente manda unos 20 tweets, no informa nada y entra en una fase autista. El lunes (20.5.), la presión de los rumores se vuelve insostenible. Reaparece Izarra y culpa de los rumores a “la canalla” mediática, negando que Chávez tenga alguna enfermedad. El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello afirma, que Chávez está bien de salud: “Cuando el Comandante aparezca trabajando, Bocaranda y su combo tendrán una depresión intensa, Chávez y el Pueblo felices, y ellos amargados”.

El martes (18.5.), el Presidente aparece al mediodía en TV (Barinas). Mario Silva, Teresa Maniglia, CubaDebate, Diosdado Cabello et al. estallan en júbilo. Cabello —pieza imprescindible e intocable del sistema chavista, que piensa que la cooptación de líderes es el mejor método para conducir una revolución— hace gala de su habitual mezcla de torpeza y triunfalismo: “Ya comenzaron los amargados a deprimirse, sigan creyendo los chismes de Bocaranda y Ravell. Chávez los tiene malitos de la mente”.

Al final de su discurso, el Presidente anuncia que en Cuba le descubrieron “una lesión de dos centímetros que puede requerir operación”. Se trata, en buen romance, de una recidiva tumoral, que indica que la intervención quirúrgica y las quimioterapias anteriores no fueron exitosas. Ante la tristeza del pueblo y de la gente decente del mundo entero, Chávez asume una postura valiente y encarga su destino a Dios, la Virgen y Todos los Santos. Mientras la oposición oligárquica y sus amos en Washington festejan la noticia, el horizonte político de Venezuela y América Latina se oscurece de manera amenazante. Cuba, que depende del generoso oro negro de Venezuela, mira hacia el abismo.



2. ¿Quién se queda con el poder en Venezuela?

Una de las características fundamentales del sistema de gobernanza de Chávez, al igual que él de Fidel, consiste en que no se ha preparado la sucesión después del líder máximo. Chávez mismo desmontó a su delfín Nicolás Maduro, lanzándolo a la gobernación de Carabobo, cuando éste se aceleró para reemplazar al Presidente, que pensaba que iba a morir pronto. Maduro cometió el mismo sacrilegio, por el cual Fidel mandó al desierto a su canciller Felipe Pérez Roque. Por supuesto, que no hay comparación entre el oportunista político Maduro y el revolucionario Pérez Roque. Maduro, desde sus tiempos en el Metro de Caracas, tiene la astucia y rudeza del trepador y golpista sindical. Carece de cultura y formación diplomática, pero era el bully del barrio conveniente para enfrentar a la insolente anglo-sionista Hilary Clinton. Cuando apareció la noticia del cáncer de Chávez, el año pasado, Maduro se puso en velocidad turbo para enmendar la relación con el poder imperial anglo-sionista. Pero Chávez sobrevivió y le cortó las alas al delfín. Difícil pensar, que lo rehabilite.

De todas formas, la caballada de sustitutos está flaca. Diosdado Cabello, mago de la política del inframundo, se ha ganado la antipatía nacional con creces y nunca ganaría una elección presidencial. El amigo Elías Jaua, ex Bandera Roja, es, en términos comunicativos, un plomo. Por lo mismo, no es un prospecto viable. Tarek William Saab, a quién Fidel alguna vez le calentó la oreja con la idea de que él podía ser el futuro Presidente, ya no juega en la Primera Liga. José Vicente Rangel tiene el perfil idóneo, pero la biología se opone a su candidatura. Semejante es el caso de Alí Rodríguez Araque. Entonces, la selección de Chávez bien podría caer en el Almirante (r) Orlando Maniglia. No es la persona idónea, pero es un hombre de confianza de Chávez, pertenece a la parte centrista de la jerarquía militar y políticamente sería aceptable para la burguesía. Sea quien fuere el sucesor de Chávez, es evidente, que la Fuerza Armada es el fiel de la balanza. Sin su consentimiento, no habrá candidato post-Chávez. Sus líderes están deliberando sobre la emergencia, que produjo la recaída de Chávez.


3. El sucesor de Chávez en la Patria Grande

Deseamos de todo corazón, que el Presidente Chávez se recupere pronto y que pueda seguir trabajando muchos años más para Venezuela y los pueblos latinoamericanos. Pero, si no fuera así, el único Presidente latinoamericano que tiene un perfil semejante al suyo y quién podría llenar el vacío, es Rafael Correa. Correa está llamado por Dios, la Virgen y los Santos, a asumir el papel de vanguardia política latinoamericanista, que están dejando Fidel Castro y Hugo Chávez. O, pasando del lenguaje de los fantasmas al lenguaje secular: Correa está convocado por las condiciones objetivas del momento histórico, a ser el Gerente General de los intereses de la burguesía desarrollista latinoamericana y, de manera derivativa, de los intereses de sus pueblos.


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